Cuentan los que lo conocieron de cerca que el Che Guevara llevaba en la sangre el instinto de competir. Quizás por eso hizo tan famosa e inmortal la frase: Hasta la Victoria Siempre. Quién sabe si impulsado por ese fuego interior dejó en Cuba a sus entrañables retoños y a su segunda patria para desafiar el peligro y la muerte en otras tierras del mundo.
Nació y se crió en un país donde el fútbol es pasión y por eso en su Rosario natal jugaba como arquero, porque su asma de niño no le permitía correr demasiado detrás de la pelota. Practicó además el Rugby, mostró virtudes en el Golf y hasta se le notaba intrépido en el ajedrez, según argumentaría años después su amigo de la infancia Carlos Ferrer.
Natación, clavados, caminata, montañismo, boxeo, ping-pong, tenis, motociclismo, tiro, pesca, hipismo, béisbol y básquetbol. En cada una de ellas tuvo mayor participación. Algunas en la niñez, otras en la adolescencia y las más cubanas en la adultez. Su relación con el deporte fue incondicional
Ernestito, hijo de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la Serna, había nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Santa Fe. A los dos años le detectan asma crónica y el doctor le recetó mucha actividad física. A los cinco años nadaba con destreza. Después encontró en el alpinismo la fórmula para fortalecer sus pulmones e involuntariamente ir perfilando su andar de guerrillero.
Además de la natación y el alpinismo se interesó por el golf. Vivía muy cerca del campo de la ciudad y hasta fue caddie. "Ernestito llegó a ser un excelente jugador de golf “, escribió alguna vez su padre.
Pero además, el deporte inició al Che como periodista. Fue el fundador de la revista Tackle, la tercera especializada en el rugby. En 1955 consiguió trabajo en Agencia Latina y cubrió los Juegos Panamericanos de México.
Ya su habilidad física le servía para atravesar Sudamérica de punta a punta. Con un partido de fútbol se hizo amigo de unos muchachos en Bolivia, con el básquetbol entabló relaciones con unos militares peruanos; también navegó por el río Amazonas. El deporte se había convertido en supervivencia y había dejado de ser una necesidad lúdica. "El ajedrez es un educador del raciocinio", declaró ya como Comandante. La diferencia entre el juego y el deporte son las reglas. Y para triunfar en el deporte también hay que ser revolucionario, había dicho una vez.
Después del triunfo de la Revolución fue aficionado a la práctica de algunos deportes como el golf, el tiro deportivo, la pesca deportiva, el béisbol donde perteneció al equipo de Los Barbudos en el cual también se encontraban Fidel, Raúl, Camilo y otros dirigentes de la Revolución.
Los que tuvieron el inmenso privilegio de combatir a su lado en la Sierra Maestra cuentan que en su mochila llevaba un pequeño juego de ajedrez que solía sacar en los momentos de acampada. Fue el máximo impulsor del juego ciencia en Cuba y no se equivocó al decir que surgirían muchos Grandes Maestros.
El Che no pudo disfrutar de las grandes hazañas del deporte cubano en Juegos Olímpicos y Campeonatos Mundiales, pero una frase suya es como un lema para los que defienden la bandera de la estrella solitaria: Hasta la Victoria Siempre…